El artesano Barbosa

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Conocí a Barbosa a principio de mi estancia en Santa Marta. En aquel entonces, tenía un puestecito en la entrada de la favela, donde vendía souvenirs que él mismo produce en su casa.

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–       Yo no soy del ‘morro’, antes tenía otro trabajo en el asfalto como conductor. Pero la vida da muchas vueltas y acabé aquí con mi mujer.

–       ¿Y a ella le gusta?

–       Que va, y menos ahora que tiene cáncer y está con quimioterapia. Yo hacía tiempo que estaba detrás de un piso aquí en la favela. Es muy difícil encontrar algo para alquilar. Pero yo siempre quise vivir aquí.

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–       ¿Y desde cuándo eres artesano?

–       Hace poco. Hice un curso. En realidad yo quería trabajar con el turismo, pero no conseguí entrar en el curso profesional. Por eso decidí comenzar esta actividad.

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En el momento en que mantuvimos esta conversación, Barbosa se pasaba el día dibujando camisetas a mano. Seis semanas después, ya tiene una pequeña tienda 200 metros más arriba, más cerca del bondinho.

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–       ¡Has mejorado! ¡Enhorabuena!

–       Sí, estoy muy contento. Me ha costado, pero lo que conseguido. Aquí había una tiendecita donde reparaban móviles. Pero he logrado hacerme con ella. Me hace mucha ilusión, dice con una sonrisa de oreja a oreja.

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–       ¿Y tú mujer? ¿Qué tal sigue?

–       La verdad que mal. Tengo una chica que me ayude aquí porque tengo que atender a mi señora. Casi no puede salir de casa. Pero estoy muy animado con ese nuevo proyecto. Mañana voy a pintar el suelo. ¿Qué crees? ¿Le pongo la frase: no estacionar?

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–       Déjalo, mejor habla con tus vecinos. La frase en el suelo va a estropear la decoración.

–       Sí, tienes razón.

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Desde que empezó la pacificación, en diciembre de 2008, hay tres tiendas de souvenirs en Santa Marta. Algunos moradores ven en el turismo un filón seguro y están apostando cada vez más fuerte por esta actividad.

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Un pensamiento en “El artesano Barbosa

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